Si te gustan los comics y los thrillers psicológicos, ésta es tu lectura para las próximas vacaciones. Es la primera publicación de Vicente Damián Fernández que se ha encargado de escribir el argumento y de las ilustraciones. Para que vayas abriendo boca, aquí tienes un fragmento:
INTRO
6 de junio
Ha llegado
un paciente nuevo a la unidad de psiquiatría del Hospital. Dice llamarse Andrew
Foster. Lo encontraron deambulando por la calle, desorientado, confuso y
balbuceando frases sin sentido. Se muestra desconfiado, claramente psicótico.
Presenta lo que parece ser un delirio de ruina: asegura haber causado daño a
todo aquel que le rodea y dice que nadie puede acercarse a él sin exponerse a
un gran riesgo. Resulta inofensivo.
No se ha
resistido ni negado al ingreso, parecía incluso aliviado cuando el residente se
lo propuso. No es de extrañar, su estado de salud es deplorable; debe llevar
días sin comer y al menos semanas durmiendo en la calle. Su psique se revela
igualmente exhausta. Perdido todo contacto con la realidad, espero que aún
podamos hacer algo para hacerle volver.
Apenas nos
ha contado nada que nos ayude a
localizar a algún familiar; me vendría bien saber más de él.
¿Quién
eres, Andrew Foster?
24 de junio
Después de
dos semanas de tratamiento con psicofármacos la sintomatología sigue sin
remitir del todo. Continúa mostrándose evitativo, rehuye el contacto social y
siempre que puede se aísla. En las entrevistas, en cambio, empieza a sentirse
algo más cómodo y confiado conmigo. Sigo sin saber mucho más sobre su vida, pero
nuestras sesiones son muy interesantes. Andy -así es como me pide que lo llame-
es muy inteligente, aunque sospecho que carece de estudios universitarios. Está familiarizado con conceptos psicológicos,
algunos de ellos complejos. Dice haber leído a Freud y conoce las teorías de
Jung sobre los arquetipos y el inconsciente colectivo. Su lenguaje es pulcro y cuidado
y su trato con el resto del personal resulta casi exquisito. Parece saber en
todo momento lo que los demás necesitan oír…
Confieso
que hay algo en él que me resulta fascinante y a la vez aterrador… Y no sólo yo
lo he notado: también el resto de los internos. Algunos, como polillas atraídas
por la luz buscan siempre tenerlo cerca. Otros, en cambio, se agitan ante su
presencia, nerviosos, inquietos, asustados… La mayoría revolotea a su alrededor
sin atreverse siquiera a mirarlo.
Tal vez lo
someta a una sesión de hipnosis.
4 de julio
Es
asombroso; su mente es asombrosa. Las sesiones revelan un desdoblamiento de la
personalidad extraordinario desde el punto de vista clínico. Bajo hipnosis la
personalidad de Andy se torna megalomaníaca: asegura tener el poder de entrar
en la mente de dementes y perturbados, nada menos que en sus
inconscientes, para enfrentarse a sus
arquetipos. Demonios y monstruos que generan patologías, trastornos y desórdenes
mentales de toda índole. Y asegura que es capaz de curarlos.
Resulta
absurdo. Las teorías de Jung están superadas, no tienen consistencia empírica,
ni suficiente fundamentación. Carecen de todo aval científico y la psicología y
la psiquiatría modernas han renegado de ellas y las consideran poco más que
tratados de magia o alquimia, un intento fallido de aunar ciencia y creencia.
Y sin
embargo…
25 de julio
No sé
durante cuánto tiempo más conseguiré dar largas a la dirección del Hospital.
Esos viejos fantasmas con batas blancas, soberbios y arrogantes que olvidaron
hace mucho la razón por la que están aquí. Tampoco durante cuánto tiempo podré
seguir fingiendo que dedico todos sus recursos a nuevos ensayos clínicos. Tengo
que encontrar la forma, necesito saber más. Tal vez si la junta directiva
cambiara… Con Simonson al frente las cosas serían diferentes. Él todavía no ha
perdido el interés científico. Tal vez él pueda ayudarme a conseguir más
fondos, más tiempo. Los otros pacientes han perdido todo el interés para mí.
Resultan intelectualmente aburridos. Necesito tiempo. Los avances con Andy son prometedores. En
estado normal sigue siendo alguien tímido, frágil, delicado incluso. Bajo
hipnosis su personalidad es arrolladora, exuberante, tremendamente atractiva.
30 de julio
Mañana es
el gran día. No consigo conciliar el sueño. Confieso que me siento emocionada ante la posibilidad de un gran
avance que podría cambiar para siempre la forma en la que se interviene en
pacientes psiquiátricos. Andy está preparado; todo está preparado. Después de
todos estos ensayos, nuestra comunicación ha llegado a un nivel de conexión
casi íntimo. Espero poder conducirle por la mente de otros como lo he conducido
por la suya propia. Y tenemos al otro perfecto: Emma Rauschenbach, 45
años. Catatonía grave. No responde al tratamiento. Probaremos con Andy antes de
recurrir al electroshock. Es arriesgado, lo sé, pero algo me dice que lo
conseguiré. Sal estará conmigo, lo necesito. Sigue sin estar del todo de mi
parte, pero sé que no hará nada para impedirlo; no se atrevería.
31 de julio
No entiendo
qué ha podido pasar… Todo iba bien. Andy respondió tal como esperaba. Sal debió
dejarme continuar hasta el final. No debió intervenir, no hasta que…
Las
emociones… tengo que centrarme en las emociones…
Necesito
dormir, estoy exhausta.
Mañana
revisaré mis notas; tendremos que hacer correcciones. El Hospital ha decidido
dar el alta a Andy. Demasiado caro, demasiado tiempo, demasiado turbio, han
dicho. No importa, le he conseguido una habitación a dos manzanas de aquí.
Tengo que seguir viéndole, necesito seguir viéndole.
Extractos del cuaderno de notas de la Dra.
Lynn Miller,
recopilados
y traducidos por Beatriz Bernad.
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